miércoles, 10 de noviembre de 2010

Quien cierra una puerta te deja abierta la ventana, lamentablemente

Así como las paredes son fundamentales para las sociedades, los paneles son lo mismo para nuestras oficinas. Si embargo, éstos, al no tener las mismas propiedades físicas, no cumplen con las expectativas de privacidad que a algunos nos gustaría tener (o que por lo menos nos mejoraría el humor teniéndolas).

La oficina donde estoy tiene política de espacios abiertos y el rango jerárquico no distingue el tipo de espacio de trabajo. Lo único que pueda cambiar, básicamente, es que te ubiquen en pasilla o ventanilla y en esto, al igual que en los aviones, da lo mismo que cuando se elige pasta o pollo: los dos tienen el mismo gusto.
Pero el cubículo de paneles móviles no me resguarda de escuchar las conversaciones ajenas. Aunque me obligue a usar auriculares durante todo el día para evitar enterarme de las vidas privadas de mis colegas, ellos no tienen intensiones en resguardar su privacidad.
Y es así como uno termina siendo cómplice de las vidas ajenas. Y así también me entero que quien se sienta en el pasillo de al lado le habla a su novia mas de 4 veces al día con voz de "bebota". Me lo imagino con los labios en forma de "puchero", pegado al tubo del teléfono cuando dice: "-Holis. ¿Comiste ya? ¿Si? ¿Te gustó? Mmmmm, que riquito. ¿Me guardaste un poquitito?". TODOS LOS DÏAS. Y ni mencionar que las parejas se dividen entre las que se preguntan qué comieron y las que no. Es básico.
Son éstos mismos paneles los que ayudaron a que descubra la pésima propuesta de casamiento que uno que ni me acuerdo el nombre le hizo a su novia, fabricando un anillo con la bolsa de papel de la panadería de la que salían. Y gracias a estos mismísimos paneles me di cuenta que mientras contaba su horrible actuación se emocionó, se le quebró la voz y lloró. MALDITOS PANELES, yo no quería enterarme de nada.
Los mismos bloques grises que me obligan a ver a mi compañero de pasillo y a su novia que trabaja en la misma oficina intercambiando pensamientos totalmente ilógicos, recomendándose las peores películas y, cuando el fuego les quema el filtro, boca contra boca mostrando su amor al mundo. Uf, me dio un escalofrío.
Todo esto sumado a los que histeriquean, los que pelean, los que se gritan, los que se emocionan, los que se llaman por el interno, los que mandan besos, los mandame-un-beso, los graciosos y los que no, me hacen tener un nuevo objetivo: conseguir mis paneles faltantes, que son la puerta y el techo.



3 comentarios:

  1. Que dura la vida del que come tarta fría al medio día, penosamente sentado en su escritorio... tarta fría, una forma de vida....

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  2. mi jefe, que lo tengo delante, dentro del panel de madera...discute las obras de su casa con su mujer...discute con su mujer que al vecino de al lado le ha crecido mucho el sauce llorón que tiene en el jardín y las hojas le caen en su terreno...que el vecino tiene un gato que maulla justo delante de su ventana...que al perro le han salido rastas...que se le ha roto una pecera... que...que...que...que...

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