viernes, 26 de noviembre de 2010

Este mes tenemos...

          Noviembre nos trae varias cosas interesantes: calor, que aunque no me gusta pone una sonrisa en algunas eternas caras pálidas y desabridas; color, oscurece más tarde, el día se alarga y trae más y mejores actividades; y las previas o los "avances" de fin de año.

Algunas empresas ofrecen a sus empleados un Día de Campo y se refugian en alguna quinta u hotel alejado donde todos comen desaforadamente y se arrepienten a la hora de tener que entrar a la pileta. Desde mi más humilde espacio REPUDIO el uso de trajes de baño frente a compañeros de trabajo.
Las pequeñas empresas o emprendedores, simplifican el evento en una cena, un brindis en algún bar cool de la zona o dejando sobre el escritorio 2 botellones de sidra y unos sándwich de miga que van acartonándose a medida que se acerca la hora de los discursos.
Las mega empresas, las corporaciones, las globalizadas, tienen la obligación de destacarse por sus fastuosas fiestas de fin de año, con show, sorteos y regalo incluidos.
La preparación de la mágica aventura de trasnoche lleva casi un año pero por supuesto esa noche el esfuerzo no se nota porque los protagonistas son los cientos de empleados que se desbordan de sentimientos encontrados que van desde las quejas por la poca cantidad de alcohol hasta la emoción por encontrar tantos chimentos juntos.

Las invitaciones ya no deberían decir el código de vestimenta ya que realmente cada uno usa, por suerte, lo que tiene ganas. Algunas mujeres de largo, algunos hombres de zapatillas, y hasta creo haber visto alguien vestido con disfraz, aunque tal vez solo fue mi mala apreciación y el que estaba todo de blanco no intentaba realmente ser Alan Faena.

Del show siempre se espera más, cuando aparece te quejás como loco y al final te das cuenta que estás bailando al ritmo de un playback del Susano mientras él invita a los hombres amover el culito en el escenario.

Sin dejarme tomar por los temas clásicos de quién se fue con quién o los borrachos lanceros y las gatas trasnochadas, sí prefiero destacar la valiosa labor de una persona que en forma absolutamente desinteresada y autodesignada veló por nuestra seguridad y bienestar durante toda la noche, encargándose de apagar las velas que creía podrían ocasionar incendios o vigilando a aquellos "intoxicados" que pudieran ocasionar disturbios, tal como lo dijo en la charla que le dio a sus empleados la tarde anterior "la fiesta no está para ver papelones de los empleados". Evidentemente esta persona ve algo que yo no encontré porque son esos papelones los que hicieron de "el día después" el show de chimentos que finalmente fue y que tan bien nos hizo.
Sin más y sin menos, el éxito fue rotundo: empleados tirando a sus jefes por los aires, empleadas con más producción que entusiasmo, mucha comida, poca bebida y muchísima exageración al momento de hacer correr la voz.

4 comentarios:

  1. El limón se perdió el día siguiente, una lástima, sin duda el día más divertido del año!!

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  2. No cuenten plata adelante de un free lance, que el free lance se tiene que organizar, pagar y entretener la propia fiesta de fin de año... Y después tiene que chusmear solo!

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  3. y lo mucho que se quiere la gente en estos eventos??? se aman...
    y mañana a óstias e insultos por los pasillos ...ea!!

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