jueves, 12 de agosto de 2010

Viernes, en el pelotero

          Las empresas grandes tienen muchos empleados. Muchos empleados significan muchos cumpleaños, casamientos, nacimientos y otros tantos eventos. Tantos eventos significan continuos correos electrónicos de "¡¡¡Hola, estamos juntando plata para el regalo de...!!!"

En el trabajo no me gusta regalar ni que me regalen.
Si recibís un regalo en la oficina SIEMPRE te gusta, NUNCA lo querés cambiar y TE HACE FELIZ. Y agradecés uno por uno mientras buscás el ticket de cambio dentro de la bolsa y pensás que el efectivo te hubiese servido mucho más.


Regalar es mucho más difícil que un trámite bancario.
En el remoto caso de que sea uno mismo quien tiene que encargarse del regalo la tarea es peor aún.
Acordarse las fecha. Armar la lista de correo electrónico y enviar el primer "¡¡¡Hola, estamos juntando plata para el regalo de...!!!" Buscar un sobre para ir guardando la colecta. Asegurarse de tener cambio para no ser víctima sencilla del "después te doy". Hablar con gente que ni siquiera te simpatiza. Sonreír a los que te dicen "¿Otro cumpleaños? ¡Hay que ser millonario en esta empresa!". Anotar en el sobre los nombres de los que te dan plata Tratar de averiguar el de los que no conocés ("¿Como se llama esa rubiecita, medio enana que se sienta cerca de los baños?"). Mandar el correo electrónico recordatorio "¡¡¡No se olviden, juntamos hasta el viernes!!!". Armar una tarjeta con alguna frase o imagen que parezca que le dedicaste más tiempo del que realmente pasó. Llamar a todos los que te dijeron "Ahora no tengo pero si no te jode haceme acordar que no quiero dejar de poner", claro, no contestan. "¿Otro cumpleaños? ¡Hay que ser millonario en esta empresa!". Dar los vueltos. Pensar en el regalo. Perder un almuerzo comprándolo. Asegurarte de que te den el ticket de cambio que indefectiblemente va a usar. "¿Otro cumpleaños? ¡Hay que ser millonario en esta empresa!". Mandar tercer correo electrónico "No se olviden, hoy le damos el regalo". Recibir los que vienen a último momento (ya sabías que iban a aparecer, ¿por qué no compraste algo más?). "¿Otro cumpleaños? ¡Hay que ser millonario en esta empresa!".
Entregás el regalo y cuando pensabas que ya había terminado el cumpleañero te pide la lista de los que le regalaron para poder agradecerles. La recibe, la revisa, hace nota mental de quiénes son y hasta está el que pregunta "¿Le avisaron a todos? Porque Antonio no puso en la colecta". Tu respuesta es "Y, se le debe haber pasado" mientras pensás: Antonio no te aguanta, ni se enteró que es tu cumpleaños y si pudiera no saludarte más lo haría feliz de la vida. Ah, y, ya que estamos... DE NADA.




2 comentarios:

  1. Después de leer esto, la próxima vez que cambie de trabajo voy a considerar seriamente no decir cuándo es mi cumpleaños...

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  2. De todas formas, de alguna manera hay que compensar los $30 - $40 invertidos en medialunas

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