viernes, 20 de agosto de 2010

Lunes: Dame, dame, dame que me lo llevo todo

          Si al darles la mano se agarran el brazo, en el trabajo le dan los
Post-it y se los llevan a su casa.
Es claramente una de las mayores gratificaciones para un grupo mayoritario de empleados el consumo y libre acceso a lo gratuito. El café es gratis: toma 9 por día. Los artículos de librería son gratis: se los lleva a su casa y pide más. Para las reuniones se pide servicio de desayuno: si no hay se eleva una queja.
Y los comentarios más comunes pasan a ser: "Me quedé sin té en casa. Bueno, me llevo unos saquitos de acá hasta que compre". Note: La palabra Té puede ser directamente reemplazada por azúcar, edulcorante, cuaderno, portaminas, abrochadora, alcohol en gel, analgésicos, papel higiénico.
A esta desesperación por lo gratuito se le puede sumar en algunos casos la idea implantada por cada uno sobre sí mismo de que hay muchas más cosas que "necesita" y que le corresponde recibir. Me preguntaron una vez donde estaban los pañuelos descartables para llevar al escritorio. Si, la respuesta tendría que haber sido "Limpiate con la manga si se te caen los mocos", pero como siempre esbocé un tímido "no, cada uno se trae los suyos".
Y dentro del afán de llevarse todo lo que esté gratuitamente a disposición es que los artículos promocionales pasan a ser parte de la decoración de escritorios y hogares. Éstos suelen ser de pésima calidad, colores espantosos con los llamativos logos cubriendo el 90% de la superficie.
Gorro, pelota anti-stress, bolso, otro bolso, otro bolso, lapicera, reloj, todo es criticado pero recibido con afanoso entusiasmo. "Se lo regalo a mi hermanita, le va a encantar" o " Se lo doy a la abuela con una foto mía, ni se da cuenta". Todos se dan cuenta. Es un horroroso artículo de promoción que le sobra pero que no se anima a tirar o dejar de lado por la constante necesidad de lo gratuito.
No importa si la reunión es aburrida, hay comida. No importa si hago horas extras, nos compran helado para compensar. "Esto es una porquería", mientras lo guarda en el cajón.
¿Cuántos vasos térmicos se necesitan en una vida? ¿Cuán horrible tiene que estar decorado el escritorio antes de poder negarse a recibir más? Lo que yo hice: puse todo en una gran bolsa y se lo entregué, junto con el regalo real, a mi hermana para su cumpleaños. Ahora está en sus manos tirarlos. Yo no puedo.

4 comentarios:

  1. sos genial. como podes hacer siempre que me ria???

    ResponderEliminar
  2. Tiene la cuota perfecta de ironía y maldad para un viernes. Mi puntaje: 9 limones

    ResponderEliminar
  3. es tremendo como exponés este lado miserable de nosotros... los corporativistas "tarta fría"!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

    ResponderEliminar
  4. Genial!!!... en "mi supermultinacionalamericana" se llevan el lavavajillas ... también!!! ...mmm y el papel higiénico ...brutal!!!

    ResponderEliminar