martes, 24 de agosto de 2010

Martes, Mi no habla espagñol

          Cuando la puerta de la oficina se abre y una luz encandila los oscuros cubículos sólo queda una opción: llegaron nuevos empleados. Sonrientes, enérgicos, impecablemente vestidos. Ellas, maquilladas. Ellos, con los zapatos inmaculadamente lustrados. Revisan sus escritorios, perfectamente alineados y provistos de todo lo necesario. Se acomodan, saludan a todo aquel que se cruce e, indefectiblemente, pasan todo el día con una sonrisa de oreja a oreja que provoca escalofríos.

Con el grupo los miramos, entrecruzamos chats y abrimos la rueda de apuestas. Quién va a empezar el puterío. Quién va a querer hacerse amigo. Quién va a intentar subirse a la escalera hacia la nada (puesto de supervisión). Quién es el sabelotodo. Quién el prototipo corporativo (futuro mono tipeador I, según el escalafón interno).
Lamentablemente para todos, los grupos de nuevos empleados suelen ser proyectos. Éstos tienen un periodo de capacitación que se dicta normalmente en el país donde se encuentren las oficinas centrales de la compañía. ¡¡¡Y allá van!!!
Un mes de entrenamiento en otro país alcanza para que se olviden como se pronuncia la RR. Un mes de entrenamiento y se olvidaron cuánto es el mínimo del colectivo. Un mes, no más, alcanza para que, al volver, se quejen de la suciedad de la ciudad y el ruido de los autos. Uno, solo uno, y ya toda una vida se tira por la borda. Las frases ya no tienen significado si no se intercalan con palabras en otro idioma. Los nombres ya no tienen sentido, ahora existen los apodos en otro idioma (que no son más que deformaciones de sus nombres que los empleados del otro país no podían pronunciar). Un mes y se sienten que su ciudad, su país, les queda chico para tanto éxito.
En su nuevo escritorio y antes de darse cuenta de que están de vuelta "acá", pinchan fotos con gente de "allá", banderitas, biromes extranjeras y vasos gigantes para cafés lavados que "acá" ni siquiera existen.
Y durante el próximo año, o dos, van a seguir hablando de ese viaje haciendo referencia al lugar como si fuera su segundo hogar. Y cada vez que alguna noticia de "allá" inunde los medios de comunicación van a seguirla compenetrados, sin acordarse que no les afecta y que no es a ellos a quienes les hablan.
Ellos son, para el grupo, los Nadie, los Quise Ser.
La ropa y los electrónicos que compraron les van a durar mucho más que la emoción y el entusiasmo que hoy sienten. Y no hay café aguado de 2 litros que los teletransporte ahí, donde merecen estar.

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