martes, 28 de agosto de 2012

Mi Bastille

          Llegar temprano a la oficina y desayunar con el olor a limpia alfombras.
Hacer catarsis mandando todos los emails al spam.
Empezar con el movimiento del día: F8...F10...F9...FFFFFFFFF
Pero hace unos días el viento sopló distinto y por eso esta mañana me pro al lado de mi jefe a decirle "Te doy mi preaviso, me voy"
Su cabeza decía que sí con un gesto automatizado, pero sus ojos decían QUE? COMO? QUE?
Nadie se animó a preguntarme las razones por las cuales tomaba esta decisión, para todos desfavorable. Tampoco es que me acercaron una propuesta en caso de que quisiera reveer la situación, aunque sí me hablaron de todo lo que me iba a perder por los grandes planes que tenían para mi, todos invisibles, todos pospuestos, todos berretas.
Se dijeron muchas frases desafortunadas, es increíble como alguna gente no sabe actuar bajo la mínima presión.
Algunos se toman las relaciones profesionales como cosa personal, y cada paso al costado como una traición, como el puñal por la espalda, como la maldición del milenio.

Entonces hay que aguantar algún que otro sermón, algún que otro reproche y muchas y más situaciones incómodas.
Pero al final del día todo valió la pena. El principio del fin. El final de una era.
Un días más, un día menos, casi casi con los dos pies afuera.

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