viernes, 14 de enero de 2011

Cuando la esponja dice basta


          Por suerte los días no son todos iguales, salvo esos pequeños detalles que crean la rutina: tren, puerta giratoria, café, lectura de e-mails, borrado masivo de e-mails, más café. Pero inevitablemente llega un momento en el que quiero salir corriendo. No siempre lo genera el mismo disparador. 
A veces ni siquiera hay uno
más que la hora o el aburrimiento. A veces es una reunión de antemano
insostenible o una euforia generalizada por algún motivo cruel como un
premio a los logros por haber aprendido a encender el monitor o llegar 4
de cada 5 días en horario. 
Pero a veces el disparador es furioso y hace sonar todas las campanas de
esa esponja adormecida que es mi cerebro: la felicidad. Parece cruel
pero no es así. Admiro a la gente feliz, soy muchas veces parte de este
grupo, aspiro a encontrar momentos cada vez mas y mas felices pero
aclaremos: la felicidad esta ahí afuera, del otro lado de la puerta
giratoria, acá es mentirosa y falsa. Y por eso no comparto la felicidad
de otros empleados.
Son ellos los que no nos dejan avanzar. Con sus frases felices y sus
caras felices y los post-it felices pegados por todo su escritorio nos
limitan ese ya de por si pequeño camino de exigencia. 
Estas grandes corporaciones (y espero que solo sean estas empresas y que
esto no sea un mal que afecta al mundo real) invierte tiempo, dinero y
recursos (¿?) en evaluar anualmente la satisfacción de sus empleados. Y
una vez recolectada la información aparecen los gráficos de torta que
recorrerán el mundo siempre que den positivos Y dan positivos. A veces
por magia de quien los analiza pero la mayoría de las veces esta infamia
se debe a esos infelices felices. Los que creen que trabajar acá es
cambiar el mundo (o por lo menos el mundo civilizado). O que asumen una
postura corporativa al pasar por la puerta giratoria solo para
autoconvencerse de que "esto no es un call center". Los que miran
incrédulos cuando te mostrás cansado y falto de ánimos porque ellos te
admiran por llevar años trabajando en esta magnifica corporación. Los que no admiten que somos tratados no como profesionales adultos sino como  chicos en un jardín de infantes donde solo falta encerrarnos en una sala a jugar con masas... MOMENTO... eso lo hicimos en la última reunión !!!!!! 
A ustedes, les doy un consejo: hoy no se me acerquen porque llegue a mi
límite!!!!

6 comentarios:

  1. Yo trabajé en una gran corporación y en una que pretendía serlo y fui sumamente infeliz.

    ResponderEliminar
  2. Probaste con medicación???? yo estoy en eso....

    ResponderEliminar
  3. Me siento identificado en cada uno de esos renglones... Creo que la última encuesta de satisfacción laboral de mi empresa dio mejor que los índices del INDEC.

    ResponderEliminar
  4. jajajajaj excelente comentario. En su debido momento se menciono que asi tbn como existe el indice "real" y el K. En las grandes corporaciones tambien tenemos encuestas reales y encuestas optimistas. Renuncias reales o renuncias encubiertas....

    ResponderEliminar
  5. Hay un "6,7,8" de la corporación?

    ResponderEliminar
  6. Al parecer trabajamos en la misma compañía, con la pequeña salvedad que soy uno de los simios contratistas que pululan en el backoffice.
    Te comparto mi amor por la empresa, mi tira comica nacida de mis andanzas en "the best place to work!"

    http://hdehipocresia.blogspot.com/2011_02_16_archive.html

    BIC

    ResponderEliminar