sábado, 31 de julio de 2010

Lunes, Construcción del equipo

          Muchísimos mueren sin conocer el alcance de sus obras. Por eso yo elegí trabajar en una oficina.
Hace 4 años que pertenezco, de lunes a viernes, a la abrumante realidad de la empresa multinacional y el emporio corporativo. Desde mi pequeñísimo cubículo, ergonómicamente preparado para que nada en el mundo me lastime, paso mis días haciendo lo poco que me exige este mundo dentro de mi mundo.
Las reglas en esta sub-realidad son básicas y discretas. El trabajo se cumple y se sigue la zanahoria imaginaria que nos pusieron delante el día que entramos. Todo acompañado por los placeres del universo donde es obligación hacer feliz al empleado.
Para esto hay mucha gente que se esfuerza generando actividades y proyectos inclusivos. Y hay otra tanta gente a la que le gusta. No estoy en ninguno de los dos grupos.

Para este lunes contrataron a un grupo de mediadores que organizaban el evento y mantenían a la gente fuera de la mesa del café. La actividad empezó con una parodia de llamado telefónico donde un personaje ficticio interpretado por el grupo de los mediadores recibía un llamado telefónico ¡¡¡¡¡DE ESTADOS UNIDOS!!!!!!! Con pocos dotes actorales, el que recibía la llamada tenia que explicarle al importante ejecutivo que estaba del otro lado de la línea lo capaces que éramos como grupo y todo lo que íbamos a demostrarle a la empresa. La parodia terminaba cuando todos gritábamos al unísono ¡¡¡PODEMOS HACERLO!!!
Si suena absurdo hay que completar la imagen teniendo en cuenta que el gran ejecutivo ficticio es de ¡¡¡¡ESTADOS UNIDOS!!!! Y el grupo tenia que hacer llegar claro y fuerte su mensaje.
La frase textual fue: YES, WE CAN DO IT.
Mientras tanto, yo hacia la lista del supermercado.
“Por suerte esta noche ceno con mis amigas.
Si hoy viajara en avión, elegiría pasta o pollo?
¿Alquilaran Six Feet Under en mi video club?
Uy, tengo que agregar leche a la lista, a ver si me pongo las pilas y hago un flan el fin de semana.
 Ja ja ja, Ana también está haciendo la lista del super!”
Si quisiera venderle mi alma al diablo definitivamente no seria por un trabajo de 8 horas diarias, 5 días a la semana. Elegiría un mejor trato, más redituable y con mas placeres.
¿Por que sigo acá? Ese ni siquiera es el punto.

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